El encuentro entre Croacia e Italia se jugaba a puerta cerrada debido a los incidentes que se había producido en el enfrentamiento contra Noruega en marzo: lluvia de objetos y cánticos racistas.
Conte se jugaba la primera plaza del Grupo H y el partido terminó 1-1, con una Italia que no dejó muy buenas sensaciones y a la que, además, le marcaron el gol de la manera más estúpida.
Italia saltó al césped de un estadio vacío con una defensa en la que no contaba ni con Chiellini ni con Barzagli (sumados a las bajas de Verratti y De Rossi) y optó por dar galones ofensivos a Candreva, Pellé y El Shaarawy, con un Andrea Pirlo como dirigente. De hecho, fue el mejor del partido y lo poco que ofreció Italia llegó de una calidad que parece no extinguirse.
Croacia, con la baja de Modric, dio galones a Rakitic y tuvo como su mejor arma a Mandzukic, aunque atrás es un verdadero despropósito.
El arranque de los italianos fue bueno, con gol legal anulado de El Shaarawy incluído, pero les costó dos puntos un despiste de colegiales.
Buffón le detuvo un penalti a Mandzukic, que no falló a la siguiente jugada, aprovechando que la zaga italiana seguía ofuscada con el gol anulado. Candreva, de penalti a lo panenka (que cometió Mandzukic) empató el encuentro.
Pero, desde luego, hubo un protagonista inesperado. A pesar de que algunos empleados del campo intentaron a toda costa borrarla, seguía ahí. Alguien había dibujado una esvástica sobre el césped, algo sobre lo que la UEFA tomó nota para iniciar una investigación.
No es la primera vez. En 2006, en un amistoso de Italia jugado en Livorno, los aficionados croatas se situaron en la grada consecuentemente para formar una esvástica con sus figuras.
Tomislav Bacek, portavoz de la Federación: Lo que ha ocurrido es una vergüenza para el fútbol y para el pueblo croata. Es claramente un acto de sabotaje y pedimos perdón a Italia y a todos.
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